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Luis Ramiro Beltrán

COMUNICOLOGÍA

DE LA LIBERACIÓN, DESARROLLISMO

Y POLÍTICAS PÚBLICAS

 

2014

474 págs.

155 x 230 mm

​Rústica con solapas

ISBN 978-84-15117-27-8

20 euros

La actualidad del pensamiento de Beltrán nos lleva a revisar las estrategias de comunicación e información puestas en marcha para democratizar continentes y países de la mano del desarrollo, al observar cómo estas voluntades han sido traicionadas por los gobiernos y sus alianzas con las corporaciones. De la mano del desarrollo, la utopía comienza a transformarse en quimera porque este no admite los cambios que se proponen. La comunicación para el desarrollo que predican Beltrán y sus coetáneos persigue la democratización y el reconocimiento a una vida en igualdad de derechos o, como decía José Luis Sampedro, no el derecho a la vida sino a vivir la vida plenamente. La inconveniencia reside en que el nombre o la marca que se utilicen, en este caso el desarrollo como garantía de un progreso económico, no persigue la redistribución de la riqueza, ni el reconocimiento de la diversidad, ni garantiza, como vemos, los derechos más básicos. Los imaginarios del desarrollo contribuyen a la contaminación de la noosfera.

Luis Ramiro Beltrán (Oruro, Bolivia, 1930-La Paz, 2015) fue investigador, comunicólogo y escritor. Entre 1942 y 1955, estudió periodismo en su ciudad natal y posteriormente en La Paz.

Fue el primer guionista profesional del cine boliviano y autor del guion de Vuelve Sebastiana (1954) para el director Jorge Ruiz, testimonio de la milenaria cultura chipaya de Oruro, y considerado el principal documental boliviano y un clásico del cine latinoamericano, con reconocimientos nacionales e internacionales.

Su trayectoria en la comunicación educativa se inició en Bolivia en el ámbito agrícola a finales de 1953 y desempeñó una amplia labor a lo largo de más de treinta años de servicio en organismos técnicos internacionales. Trabajó desde Colombia para la OEA, después para el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (Canadá) y para la Unesco desde Ecuador.

Entre 1965 y 1970, estudió comunicación y sociología en la Universidad del Estado de Michigan, logrando la maestría en 1968 y el doctorado en 1972. A su regreso a Latinoamérica en 1970, se destacó como uno de los fundadores de la llamada Escuela Crítica Latinoamericana de Investigación en Comunicación. Entre las más celebradas de sus aportaciones están sus denuncias sobre la comunicación para la dominación interna y la dependencia exterior, sus precursoras propuestas para políticas nacionales de comunicación, sus lineamientos hacia un nuevo modelo de comunicación democrática y sus consideraciones sobre la necesidad de un nuevo orden internacional de la información y la comunicación.

Beltrán fue miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua. En 1987, se le concedió en Ecuador el Premio Único de Teatro por su obra El cofre de selenio.

En 1991, regresó a Bolivia y trabajó al servicio de la Universidad Johns Hopkins en comunicación para la salud como consejero regional para Latinoamérica. Elegido por el Congreso Nacional de Bolivia, presidió la Corte Nacional Electoral en 2001 y 2002. Desde mediados de 2003 a mediados de 2004, fue Defensor del Lector para la entidad que agrupa a ocho de los principales diarios de Bolivia.

En reconocimiento de su trayectoria profesional, Beltrán fue objeto de numerosas distinciones nacionales e internacionales. En 1983, se le concedió el Premio Mundial de Comunicación McLuhan-Teleglobe de Canadá; fue doctor honoris causa de cuatro universidades de Bolivia; ganador del Premio Nacional de Periodismo de Bolivia en 1997. En 2008, el Senado de la República le otorgó la condecoración Bandera de Oro.

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